miércoles, 16 de noviembre de 2016

ejercicios


5.Lee este fragmento, en el que el pastor albanio descubre a su amada camila, y contesta a las preguntas que se plantean a continuación:
-¿Cómo se explica que haya personajes mitológicos como las ninfas?
Porque vió algo entre rama y rama.


-¿Qué sentimientos expresa el poeta hacia camila?¿Su amor es correspondido?
Que es preciosa y que le quiere hablar pero no sabe como.
Si, su amor es correspondido

-¿Cómo es la amada a los ojos del poeta?
Es muy hermosa y bella



-¿A qué remite la metáfora aquesta llama?
Como esta llama.




BIOGRAFIA DE GARCILASO

Garcilaso de la vega fue un poeta y militar español del siglo de oro.
Sus abuelos paternos son Pedro Suarez de fiqueroa y Elvira Lasso de Mendoza. Quedó huérfano de padre y se educó esmeradamente en la Corte, donde conoció en 1519 a su gran amigo, el caballero Juan Boscán. Seguramente a este debió el toledano su gran aprecio por la lírica del valenciano Ausias March, que dejó alguna huella en su obra.

Garcilaso entró a servir en 1520 al rey Carlos I de España en calidad de contino real.9 Aprendió griegolatínitaliano y francés, así como el arte de la esgrima y a tocar la cítara, el arpa y el laúd.
Formaba parte del séquito del Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, II duque de Alba de Tormes cuando Carlos I desembarcó en Santander en 1522. Al año siguiente fue objeto nuevamente del favor real al ser designado miembro de la orden de Santiago y gentilhombre de la Casa de Borgoña,10 organización al servicio de la corona que, junto a la Casa de Castilla, agrupaba a quienes trabajaban más cerca del monarca.
No olvidó Garcilaso potenciar sus relaciones con la Casa de Alba y en 1523 participó, junto a Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, el futuro Gran Duque de Alba, en la campaña de Fuenterrabía. Este fue el origen de una amistad que se vio probada más adelante con la intervención de Fernando a favor de Garcilaso ante el propio emperador en varias ocasiones.10
En los años siguientes, Garcilaso luchó en la Guerra de las Comunidades de Castilla y fue herido en la acción de Olías del Rey; también participó en el cerco a su ciudad natal (1522). A finales de ese mismo año se embarcó, en compañía de Juan Boscán y Pedro de Toledo o Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, futuro virrey de Nápoles, en una expedición de socorro que quiso (y no pudo) evitar la caída de Rodas en poder de los turcos; de nuevo resultó herido, esta vez de gravedad.
De vuelta a España fue armado caballero de la Orden de Santiago en noviembre de 1523, en la iglesia de San Agustín de Pamplona,11 y en 1524 se enfrentó a los franceses en el cerco de Fuenterrabía.
A su retorno a Toledo, contrajo matrimonio en 1525 con Elena de Zúñiga,12 dama de doña Leonor, hermana de Carlos I de España; por ello Garcilaso entró a formar parte del séquito de ésta. También tuvo un hijo antes de su matrimonio con una dama comunera toledana, Guiomar Carrillo, que reconoció de forma póstuma, Lorenzo Suárez de Figueroa,13 nacido hacia 1521.14 Al respecto, la más reciente, documentada y completa de las biografías del poeta15 afirma que, aparte de efímeros amoríos con Elvira, una aldeana extremeña, así como una dama napolitana, tres amores marcan la vida del poeta: 1) Magdalena de Guzmán, prima monja e hija ilegítima de su tía doña María de Ribera, quien se convierte en la Camila de la Égloga II; 2) Guiomar Carrillo, quien se traduce en la Galatea de la Égloga I; y 3) Beatriz de Sá, segunda esposa de Pedro Laso y cuñada de Garcilaso, conocida como «a mais fermosa molher que se achou em Portugal» (p. 599), aunque solo muy problemáticamente puede identificarse con la Elisa de los versos de Garcilaso.
Por entonces empezó a escribir sus primeros poemas según la estética de la lírica cancioneril, que pronto desecharía; además, ejerció un tiempo como regidor de su ciudad natal. El punto de inflexión en su lírica obedece a un día de 1526 en Granada, en los jardines del Generalife y cerca del palacio del emperador, como cuenta Juan Boscán:
Estando un día en Granada con el Navagero, tratando con él en cosas de ingenio y de letras, me dijo por qué no probaba en lengua castellana sonetos y otras artes de trovas usadas por los buenos autores de Italia: y no solamente me lo dijo así livianamente, mas aún me rogó que lo hiciere... Así comencé a tentar este género de verso, en el cual hallé alguna dificultad por ser muy artificioso y tener muchas particularidades diferentes del nuestro. Pero fui poco a poco metiéndome con calor en ello. Mas esto no bastara a hacerme pasar muy adelante, si Garcilaso, con su juicio —el cual, no solamente en mi opinión, mas en la de todo el mundo ha sido tenido por cosa cierta— no me confirmara en esta mi demanda. Y así, alabándome muchas veces este propósito y acabándome de aprobar con su ejemplo, porque quiso él también llevar este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos en esto más fundadamente.
En ese mismo año de 1526, con motivo de las bodas de Carlos I con Isabel de Portugal, acompañó a la Corte en un viaje por varias ciudades españolas y se enamoró platónicamente de una dama portuguesa de la reina, Isabel Freyre, que cantó bajo el anagrama de Elisa en sus versos, que a ella son debidos. Dicha dama fue también destinataria de los versos de su amigo, el poeta y diplomático portugués Francisco Sa de Miranda bajo el nombre de Celia. Una teoría de la garcilasista María del Carmen Vaquero apunta, sin embargo, a que esta Elisa habría podido ser en realidad la segunda mujer de su hermano Pedro Laso, la hermosísima Beatriz de Sá, de sangre real guanche, celebrada por numerosos poetas portugueses.16
En 1528 dictó su testamento en Barcelona, donde reconoció la paternidad de su hijo ilegítimo y asignó una pequeña suma de dinero para su educación; poco después da una colección de sus obras a Boscán para que la revisara, y seguidamente partió hacia Roma, en 1529. Participó en la campaña contra Florencia17 y asistió a la investidura del rey de España como Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, llevada a cabo en Bolonia en febrero de 1530, acompañándole después a Mantua. Desde dicha ciudad, el 17 de abril, Carlos autorizó a Garcilaso a regresar a España y le otorgó 80 000 maravedíes anuales para toda su vida en recompensa por los servicios prestados «sin obligación de servir ni residir en nuestra corte».18
Tras su regreso a Toledo, Carlos le encargó en el verano de 1530, por mediación de la emperatriz Isabel, la tarea de viajar a Francia para comprobar el trato que el rey Francisco I de Francia estaba dispensando a su hermana Leonor de Austria, con quien se había casado en cumplimiento de la paz de las Damas y, de paso, espiar los posibles movimientos de tropas en la frontera.18
Al año siguiente, Garcilaso fue testigo en la boda de su sobrino, un hijo de su hermano el comunero Pedro Lasso. El emperador se disgustó por la participación de Garcilaso en un enlace que no contaba con su beneplácito y mandó detenerlo. Se le apresó en Tolosa y se acordó confinarlo en una isla del Danubio cerca de Ratisbona, descrita por el poeta en su Canción III. La intervención de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba de Tormes, en favor de Garcilaso resultó crucial: aprovechando que en ese año los turcos empezaban a amenazar Viena, hizo ver al Emperador que se necesitaba a Garcilaso, de forma que fue movilizado en ayuda del duque de Alba. El poeta abandonó, pues, en 1532 el Danubio, donde ya prácticamente era huésped del conde György Cseszneky de Milvány, castellano de Győr, y se estableció en Nápoles.

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